lunes, 29 de septiembre de 2008

COME SOLO LO NECESARIO

Come lo que te baste


Proverbios 25: 16

¿Hallaste miel? Come lo que te basta, no sea que hastiado de ella la vomites.

Proverbios 25: 27

Comer mucha miel no es bueno, ni el buscar la propia gloria es gloria.


Mesura, bendita palabra. Vé cómo come aquél que tiene el hambre atrasada. No deja que los primeros bocados terminen de ser masticados, aún no han terminado de ser deglutidos, cuando nuevos bocados son arrancados del plato y puestos precipitadamente en la boca, con riesgo de atragantarse, o de sufrir una posterior congestión.

Mesura significa comer con medida. Comer gozando cada uno de los bocados que llevamos a nuestro paladar, permitiendo que éste detecte los diferentes sabores, analizando cada una de las ricas esencias con que fueron constituídas. Porque Dios, que sabe que el hombre debe comer, para vivir y para satisfacer cada una de sus demandas nutricionales, no nos dió el alimento en forma de un bloque informe e insípido. Amándonos tanto, pensó detenidamente en obsequiarnos con el color de la zarzamora, y con el sabor de la carne, y con la esencia de el mango, y con la frescura del agua.

Mesura tiene que ver también con educación. Demostrarle a tu anfitrión que aprecias que te invitara a compartir los alimentos. “Pon cuchillo a tu garganta”, se nos aconseja, queriendo decir que comas lentamente, pequeños bocados a la vez, estando atento a la charla de los demás, demostrándoles que aprecias su compañía por ella misma, por su presencia, y no solamente por el alimento que puedas devorar.

Y ve, cómo mesura se usa no solamente en la comida. Proverbio 25 lo emplea hablando de la gloria. Así como también se usa en el poder, y en el dinero, en las propiedades y en la diversión. La ley de los rendimientos decrecientes nos habla de cómo disminuye la satisfacción que algo nos produce, cuando abusamos de su presencia, haciendo que su abundancia nos produzca hastío.

Dime con quien andas

Con quien andas


Proverbios 24: 6

Porque con ingenio harás la guerra, y en la multitud de consejos está la victoria

Proverbios 25: 5

Aparta al impío de la presencia del rey, y su trono se afianzará en justicia.

Cuentan de un rey que heredó el trono de un talentoso rey de Israel, llamado Roboam. Su padre fué el brillante y conocidísimo rey Salomón. Pues éste Roboam se rodeó de consejeros jóvenes e inexpertos, quienes dijeron a Roboam que desoyera las súplicas de su pueblo, que le pedía que disminuyera en algo las duras cargas financieras que Salomón les había impuesto. Aunque los consejeros ancianos que habían servido a Salomón le habían aconsejado que respondiera al pueblo con palabras buenas y cordiales, Roboam decidió contestarles ásperamente, amenazándolo incluso con más impuestos.

Nos cuenta la historia que el pueblo se dividió entonces, quedando con Roboam solamente los hijos de Israel. Y aunque esa imprudencia costó una guerra a la otrora unida nación, el mal de la división había venido sobre ellos.

Y tú, querido lector, ¿con quien andas? ¿De quién recibes consejos? Si aquellos que te rodean son gente sabia, gente que te bien-aconseja, seguramente tus caminos prosperarán. Si, en cambio, haces como el rey de nuestra historia, pronto te desviarás. Antes de dejarte guiar, incluso antes de escoger a tus consejeros, a tus amigos, analiza sus vidas: cómo son, cuáles son sus inclinaciones, de qué platican, de quién se rodean, cuáles son sus ambiciones y logros. Porque andando con ellos, ten por seguro que te influenciarán, en poca escala o, mas bien, en grande monta. Tienes a tu alcance la palabra de Dios. Analiza primeramente qué tanto se dejan influenciar por ella. Y tu mismo, estúdiala siempre, pidiéndo el parecer del mismo Dios antes de decidirte por alguna opción.

jueves, 25 de septiembre de 2008

LA PEREZA

Proverbios 24: 33- 34

Un poco de sueño, cabeceando otro poco; poniendo mano sobre mano otro poco para dormir; así vendrá como caminante tu necesidad, y tu pobreza como hombre armado.

Proverbios 24: 10

Si fueres flojo en el día de trabajo, tu fuerza será reducida.



El mayor peligro al que nos enfrentamos durante nuestros fines de semana, es el de vivir en una pereza complaciente. Comienza por permitirte una siestecita después de la comida, y pronto ella se convertirá en la que reine sobre tus tardes. Complace esa flojera, y pronto estarás convirtiendo también tus mañanas en el campo para la siesta con la que culmine también tu desayuno. Porque, como todos los vicios, también la pereza pretenderá convertirse en tu señor, en la razón de ser de tu existir.

Pasé junto al campo del hombre perezoso, y junto a la viña del hombre falto de entendimiento, y he aquí que por toda ella habían crecido los espinos, ortigas habían ya cubierto su faz, y su cerca de piedra estaba ya destruída.

La verdad es que la pereza, ese vicio tan poco evaluado, comienza con una breve complacencia, y se va apropiando poco a poco del hombre complaciente, hasta sembrar finalmente el fracaso y la pobreza en la vida de ese perezoso.

Amigo, fuimos hechos para laborar sabia y diligentemente. Con diligencia, porque debemos terminar siempre la porción de la labor que nos asignáramos previamente, en el momento que escogimos para planear nuestro trabajo para el futuro inmediato. Y con sabiduría, porque debemos buscar siempre un adecuado equilibrio en nuestro tiempo, que nos permita el trabajo, la convivencia con los nuestros, y la diaria adoración a Dios.

PRIMERO LO PRIMERO

Proverbios 24: 27
Prepara tus labores fuera, y disponlas en tus campos. Y después edificarás tu casa.

Lucasc 14: 28
Porque ¿quien de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta pimero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla?


El hombre es un ser de planificación. Antes de emprender cualquier actividad, por pequeña que sea, nos encontramos pensando en los tiempos, los costos, el órden para emprender ,la labor, y es una vez que hemos estructurado todo mentalmente que nos lanzamos a la obra. Así fuimos hechos, y, como si siguiéramos la forma en la que el Gran Arquitecto nos diseñó y nos hizo, así también en nosotros existe esta necesidad de imponer un órden a nuestra labor,.

Dios nos pide que nos pongamos siempre en sus manos, sugerencia que frecuentemente hace desatinar y confundir al ser humano. Piensan que, ya que el Creador puso en nosotros una mente capaz de cavilar, de estructurar, de planear, tenemos lo suficiente como para hacerlo por nuestra cuenta, sin necesidad de Dios. Y consideran también que para qué hemos de recurrir a Dios, si es de Él que tenemos esa capacidad, si fué Él mismo quien nos dió una mente completamente estructurada para realizar la labor pensante en forma independiente.

La pregunta entonces es: ¿porqué nos metemos en cosas que no están dentro de Su voluntad? ¿Porqué erramos el camino con tanta frecuencia? ¿Porqué nos damos cuenta, una vez concluída la labor, que hemos vivido en una forma diferente a lo que Él quería para nuestra vida? Porque vivir exitosamente no significa necesariamente recorrer el tipo de camino que Él tenía pensado para nosotros. De ahí, pues, la necesidad de pedir al Señor en oración que Él sea quien oriente nuestros pasos al planear, y quien nos dé luz para ejecutar, para vivir esos planes.

Procura pedir a Dios su guía al planear y al ejecutar cualquier acto en tu vida. Especialmente los importantes, como tu matrimonio, como la constitución de tu familia, etc. Se requieren ciertos preparativos antes de empezar esas actividades, y es no solamente tranquilizador tener a Dios como tu guía y tu luz, sino también sabio el tenerle como tu sabio lazarillo.

martes, 23 de septiembre de 2008

ÉL SABE DE TUS LÁGRIMAS DERRAMADAS

Sabe de tus lágrimas derramadas

Salmo 56: 8. 9
Mis huídas tu has contado; pon mis lágrimas en tu redoma; ¿no están ellas en tu libro? Serán luego vueltos atras mis enemigos, el día en que yo clamare; Ésro sé, que Dios está por mi.
Malaquías 3: 16- 18
Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fué escrito libro de memoria delante de Él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en Su nombre. Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe;: y los perdonaré como el hombre que perdona a su hijo que le sirve. Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.


Dios nuestro Señor es omnisciente, y omnipotente. Por ello, nos conoce íntimamente. No hay rincón de nuestro corazón que no conozca, no hay estado de nuestro ánimo que se le escape, no hay momento de nuestra vida en la que Él no haya estado presente. Él ha estado a nuestro lado cuando reímos, acompañándonos y gozándose con nosotros en nuestra alegría. Ha estado presente en nuestros estados de tristeza, sosteniéndonos en nuestras tribulaciones. Incluso sabe cuántas lágrimas hemos derramado. El conoce nuestro sufrimiento, y seguramente nos anima y nos saca adelante cada que caemos. Es por eso que podemos decir, como el salmista, “esto sé, que Dios está por mí”.

Él nos sostiene delante de nuestros enemigos: conoce su corazón, y conoce el nuestro. Sabe de nuestras injusticias, y le agrada nuestra solicitud de perdón y misericordia. Y se alegra con nuestras justicias, doliéndose todas las veces que hemos sido pisoteados. De Él es la venganza, y seguramente la aplicará, cuando en su absoluta soberanía considere que es el tiempo.

Repasa detenidamente los versículos con los que comienza ésta página. Son promesas que Dios tiene para aquél que confiado, creyendo, se pone en sus manos. Una vez hecho eso, vive la paz que esas promesas tienen para tí.

jueves, 18 de septiembre de 2008

NO CONFUNDAMOS LA PACIENCIA DE DIOS CON SU APROBACION

No confundamos la paciencia de Dios con su aprobación

Salmo 50: 21
Éstas cosas hiciste, y yo he callado; pensabas que de cierto sería como tú; pero te reprenderé, y las pondré delante de tus ojos.
Romanos 2: 4
¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guí al arrepentimiento?


¡Cuán frecuente es oír a personas quejarse por la suerte que tiene a quien poco o nada le importa honrar a Dios, estar en Sus caminos, honrarle y alabarle con sus vidas! Dicen que no comprenden porqué esa persona tan perversa, tan alejada de los caminos y mandatos de Dios, y que incluso presume de llevar esa vida y de obtenber esos beneficios, recibe esas grandes bendiciones del Señor. Lo comparan con sus propias vidas, llenas de piedad, de respeto a otras personas y a las enseñanzas de Dios, y, a pesar de ello, carentes de bienes, y pletóricas de pobreza y desesperanza.
La Biblia nos explica en el libro de Éxodo esas aparentes incongruencias. Nos habla (en el capítuo 20, versículos del 14 al 21) de gentes que abundaban en adulterios, infamias y otros desmanes por el estilo. Gentes que aparentaban ser justos, seguir día a día y momento a momento los mandatos divinos, y, a diferencia de esa apariencia, toleraban los robos, participando incluso en ellos, obteniendo pingües ganancias.
Dios les aqdvierte que no confundan la paciencia divina con su aprobación; que Su silencio no significa que estuviera de acuerdo con sus acciones. Que, contrariamente a eso que creían, Dios los habría de reprender algún día directamente, cara a cara.
Si ese es tu caso, recuerda que algún día responderemos por nuestras acciones, cada cual por las suyas. No permitas que el malestar que te produce la vida del perverso te robe el premio a tu esfuerzo. Recuerda que todos hemos recibido la consigna de seguir el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo, y que alguna vez todos seremos juzgados de acuerdo con nuestro apego a ese objetivo.